Desde las casas de bloques y zinc, en medio del sopor del mediodía, los vecinos de la comunidad miran con indiferencia aquel hilo de agua durante la calurosa temporada seca.
En época lluviosa, sin embargo, la historia es otra. La quebrada crece, sube, se sale de su cauce, inunda las casas y causa daños en toda la comunidad. Aquella inofensiva zanja se convierte en una amenaza para cada uno de los moradores de Las Margaritas.
En la última década, esta región del país ha ocupado buenos espacios en los noticieros tras convertirse en escenario de importantes inundaciones que han dejado incomunicado a los moradores, especialmente por las crecidas de los ríos Bonete y Mamoní, que rodean a la comunidad y que convierten a aquel paisaje idílico, en un peligroso lugar cuando llegan las lluvias.
Pero la inundación es solo uno de los problemas que surgen. Cada vez que los ríos se salen de su cauce, las pérdidas económicas y sociales para los moradores son altas, muchos pierden sus cosechas, sus crías de animales mueren, se paralizan las clases escolares, y potencialmente, incrementa los riesgos para la salud de las personas, especialmente, para los niños y niñas.
Esta es una comunidad, que, en temporada de lluvia, colapsa: lo que podría ser una simple crecida de un río, se transforma en una crisis ambiental, social y humana, al no existir las medidas de preparación y mitigación.
Es por ello, que hace unos años, la comunidad decidió que era hora de ponerse manos a la obra dado que el río siempre estaría allí y ellos tendrían que aprender a convivir con él y sus riesgos.
De este modo, en 2019, y de la mano del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), los vecinos se sumaron a un proyecto que les permite tomar medidas para reducir el riesgo de inundaciones, mientras que también se preparan a través de simulacros de evacuación para minimizar el mayor peligro: la pérdida de vidas humanas.
Se trata del plan piloto del Proyecto de Desarrollo de Capacidades para la Gestión de Riesgos de Desastres en América Central ‘Bosai’ Fase 2, financiado por JICA y que se enfoca en Recursos de Agua / Manejo de Desastres.
El proyecto caminó con paso firme y se ha convertido en una de las principales herramientas para que la comunidad pueda reducir los riesgos de un modo participativo e informado, comenta Carlos Rumbo, director del SINAPROC.
Justino, que toda su vida ha vivido en esa área del país, ha sido testigo de las rutinarias inundaciones cada vez que llueve en el Este de la provincia de Panamá. Para él, el problema se debe al mal manejo de desechos, construcciones irregulares o sin los permisos correspondientes, así como la falta de involucramiento y cuidado de la comunidad con su entorno y el medio ambiente.
“Con el proyecto Bosai, las cosas han mejorado”, además, “Nos hemos comenzado a preparar como comunidad. No podemos seguir permitiendo que cada vez que aparecen las lluvias, perdemos muchísimos de los avances comunitarios”, concluyó Justino.
“Es muy importante el trabajo que realiza la comunidad de Las Margaritas de Chepo. Esta es una oportunidad para convertirse en una referencia regional con el manejo del agua y la reducción del riesgo de desastres desde una visión comunitaria, tal y como lo dicta el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres”, indicó Mami Mizutori, Representante Especial de la Secretaría de las Naciones Unidas para la Reducción de Riesgo de Desastres quien conversó con los residentes de la comunidad de Las Margaritas durante la visita a Panamá.
Para la gerente del proyecto Bosai, Malitzie Rivera, quien también es directora del Centro de Operaciones de Emergencia de Sinaproc, el involucramiento de la comunidad en el proceso de diseño y toma de decisiones desde un inicio es crucial para el éxito del proyecto, explicando que en la actualidad participan 15 líderes comunitarios.
Tanto Rumbo como Rivera, consideran que el éxito de los proyectos para reducción de riesgo a desastres está basado en el nivel de compromiso e involucramiento que muestren los miembros de la comunidad, porque, en primer lugar, ellos conocen la zona, y, en segundo lugar, deben aprender a identificar los riesgos para que tomen las medidas previas adecuadas.
Como parte de los esfuerzos para avanzar en la Agenda de Sendai, la República de Panamá creó el Gabinete de Gestión Integral del Riesgo de Desastres de Panamá, liderado por el presidente de la República, Laurentino Cortizo y en el que participan 11 ministerios, al más alto nivel (Gobierno, Salud, Educación, Vivienda, Obras Públicas, Ambiente, Seguridad Pública, Economía y Finanzas, Relaciones Exteriores y Desarrollo Social) que tiene por objetivo desarrollar planes nacionales y programas destinados a la reducción del riesgo a desastres en todo el país.
Para Mizutori, la creación de este gabinete, en Panamá podría convertir al país es un buen ejemplo para la región en cuanto a la gobernanza de estos temas, mientras que desde UNDRR también reafirmó el compromiso de acompañar el diseño y la implementación de la hoja de ruta, y su alineación con la política y el plan estratégico nacional 2030.
“Todavía nos queda mucho camino por recorrer, pero me produce satisfacción lo que sucede en Panamá, que es un claro aporte a la tarea de construir un mejor futuro”, añadió Mizutori en reunión sostenida con la ministra de Gobierno, Janaina Tewaney.
Los esfuerzos de UNDRR en Panamá, se unen a los realizados por otras agencias del Sistema de las Naciones Unidas, como UNESCO, PNUMA, PNUD, FAO quienes trabajan con las comunidades y el Gobierno para garantizar una mejor protección del ambiente, reducir los riesgos a desastres y preparar mejor a las comunidades.