La industria de la construcción emplea a más de 38 mil personas en Panamá, siendo la cuarta actividad económica que más puestos de trabajo genera en el sector privado. A pesar de esto, existe una brecha de género que prima en la industria. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), de todos los puestos de trabajo generados, las mujeres sólo ocupan el 15% de los empleos en la construcción. Además, 6 de cada 10 mujeres ganan menos de mil dólares en la industria.
En este entorno laboral altamente competitivo y asociado tradicionalmente a los hombres, mujeres como Vielka y Yarisbeth han logrado hacerse un espacio, consumando una excepción al estereotipo de género que prevalece en la industria.
De apariencia ruda, pero de carácter afable, Vielka cuenta con más de 12 años de experiencia en el campo de la Salud, Seguridad Ocupacional y Ambiente. Durante su vida profesional ha tenido que luchar contra los prejuicios y sesgos hacia las mujeres en su entorno laboral.
‘’Cuando era un poco más jóven, había un señor al que supervisaba, que siento que por mi edad y por el hecho de ser mujer, no acataba mis instrucciones’’. Para lograrlo, Vielka tuvo que recurrir en varias ocasiones a su supervisor hombre, a quien su colega sí obedecía, para que este diera las directrices
Cerrando la brecha
Más de una década después, las cosas han cambiado un tanto para las mujeres en la industria, pero aún la brecha persiste. La promoción de iniciativas, acuerdos, normas y estándares internacionales para alcanzar la igualdad de género y la inclusión social, forma pieza fundamental para erradicar la inequidad.
En el proyecto de Modernización de la Infraestructura del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIRE), apoyado por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS); tanto Vielka como Yarisbeth han ejercido roles de liderazgo, en las áreas de salud y seguridad, ambiente y supervisión de obra, respectivamente.
La masa de trabajadores del proyecto estaba compuesta, en su mayoría, por hombres. Yarisbeth, quien ya tenía experiencia en trabajos similares, se asombra y enorgullece de los resultados del proyecto. ‘’Liderar a hombres fue una experiencia muy agradable. Durante este proyecto, nunca me hicieron sentir distinta. Yo fui tratada como una compañera más’’.
Sobre la arena de la playa donde se realizaban trabajos de adecuación a la muralla del Palacio Bolívar –sede del MIRE– Vielka reflexionaba sobre las limitaciones históricas del liderazgo femenino, pero también reconoce el cambio positivo que se ha dado en esta materia.
Yira Chacón, arquitecta idónea del ministerio, también refuerza esta idea, con un enfoque en el empoderamiento femenino, para que se visualicen haciendo trabajos que son esteriotipados como ‘de hombres’.
Para alcanzar la igualdad de género es importante que las brechas en el mercado laboral sean erradicadas. Impulsar proyectos donde las mujeres puedan liderar, con el respeto como principio garantizado, nos acerca más a la meta de un mundo más justo y equitativo. Sin las mujeres el desarrollo sostenible no es posible.