La pandemia de COVID-19 ha borrado decenios de progreso hacia la igualdad de género.
Con el gran número de puestos de trabajo perdidos y la explosión de la carga de los cuidados no remunerados, con la disrupción de la enseñanza y la escalada de la crisis de la violencia doméstica y la explotación, la vida de las mujeres se ha visto perturbada y sus derechos erosionados.
Las madres —especialmente las solteras— han sufrido gran ansiedad y adversidades.
Las consecuencias de ello durarán mucho más que la pandemia.
Sin embargo, las mujeres también han estado en primera línea en la respuesta a la pandemia.
Forman parte del personal esencial que mantiene a la gente con vida y hace que las economías, las comunidades y las familias permanezcan unidas.
Se encuentran entre los dirigentes que han conseguido mantener las tasas de prevalencia en los niveles más bajos, y los países que lideran están en vías de recuperación.
Este año, el Día Internacional de la Mujer destaca el poder transformador de la participación igualitaria de las mujeres.
Ese poder lo vemos nosotros mismos en las Naciones Unidas, donde estoy orgulloso de haber logrado la paridad de género en los puestos directivos por primera vez en la historia.
Las pruebas son claras.
Cuando las mujeres lideran los gobiernos, vemos mayor inversión en protección social y mayores avances en la lucha contra la pobreza.
Cuando hay mujeres en los parlamentos, los países adoptan políticas más rigurosas en la esfera del cambio climático.
Cuando las mujeres están presentes en las negociaciones de paz, los acuerdos son más duraderos.
Y ahora que las mujeres prestan servicio en números iguales en los puestos directivos máximos de las Naciones Unidas, vemos aún más acciones concertadas para lograr la paz, el desarrollo sostenible y los derechos humanos.
En un mundo dominado por los hombres con una cultura dominada por ellos, la igualdad de género es esencialmente una cuestión de poder.
Los hombres son parte esencial de la solución.
Exhorto a los países, las empresas y las instituciones a que adopten medidas y cuotas especiales para promover la participación igualitaria de las mujeres y lograr un cambio rápido.
Durante la recuperación de la pandemia deben dirigirse medidas de apoyo y estímulo a las mujeres y las niñas en concreto, entre otras cosas, mediante inversiones en empresas propiedad de mujeres y en la economía del cuidado.
La recuperación tras la pandemia es nuestra oportunidad para dejar atrás generaciones de exclusión y desigualdades.
Ya sea al mando de un país, de una empresa o de un movimiento popular, las mujeres están haciendo contribuciones que van en beneficio de todos e impulsan los progresos hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Es hora de construir un futuro de igualdad. Es trabajo de todos, y va en beneficio de todos.