Hoy honramos la memoria de seis millones de judíos y de millones de personas más que los nazis y quienes colaboraron con ellos asesinaron sistemáticamente en el Holocausto.
Este año el aniversario se celebra bajo la sombra de la pandemia de COVID-19, que ha puesto de manifiesto las fisuras e injusticias que existen desde hace tiempo en nuestras sociedades y ha contribuido al resurgimiento del antisemitismo y la xenofobia.
El Holocausto fue la culminación de dos milenios durante los cuales los judíos fueron víctimas de discriminación, ataques, expulsiones y matanzas periódicas. Debería haber terminado con el antisemitismo para siempre. Pero no lo ha hecho.
El antisemitismo, por desgracia, sigue existiendo.
Hoy en día, los supremacistas blancos y los neonazis están resurgiendo, organizándose y reclutando a través de las fronteras, intensificando sus esfuerzos por negar, distorsionar y reescribir la historia, incluido el Holocausto.
La pandemia de COVID-19 les ha dado una nueva ocasión para atacar a las minorías por motivos de religión, raza, etnia, nacionalidad, orientación sexual, discapacidad y régimen de inmigración.
Es urgente que aunemos esfuerzos para detenerlos.
Al considerar la recuperación de la pandemia de COVID-19, debemos corregir las fragilidades y lagunas expuestas por la pandemia y fortalecer nuestros lazos mutuos, basados en nuestra humanidad común.
Este año debe ser un año de recuperación. Debemos recuperarnos de la pandemia y sanar nuestras sociedades rotas en las que el odio se ha arraigado demasiado fácilmente.
Al recordar a quienes perdieron la vida en el Holocausto y honrar a quienes sobrevivieron, el mejor homenaje que podemos rendirles es la creación de un mundo de igualdad, justicia y dignidad para todos.