la subida del nivel del mar; el calor del océano; la acidificación del océano; y las concentraciones de gases de efecto invernadero. Está claro que la triple crisis del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación amenazan la salud de nuestros océanos, de los que todos dependemos en última instancia.
El océano produce más del 50 % del oxígeno del planeta y es la principal fuente de sustento de más de 1.000 millones de personas. Las industrias basadas en el océano emplean a unos 40 millones de personas. Sin embargo, las actividades humanas minan los recursos y la biodiversidad de los océanos. Más de un tercio de las poblaciones de peces del mundo se explotan a niveles biológicamente insostenibles. Una parte importante de los arrecifes de coral ha sido destruida. La contaminación por plásticos ha llegado a las islas más remotas y a las fosas oceánicas más profundas. Las zonas costeras muertas por la contaminación terrestre se están extendiendo.
Es hora de tomar conciencia de que, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, nos urge emprender una acción colectiva para revitalizar el océano. Ello implica encontrar un nuevo equilibrio en nuestra relación con el medio marino. Implica trabajar junto con la naturaleza, no contra ella, y crear alianzas inclusivas y diversas entre regiones, sectores y comunidades para colaborar de forma creativa en la búsqueda de soluciones oceánicas.
El impulso va en aumento. El pasado mes de noviembre, la conferencia sobre el cambio climático de Glasgow reconoció el papel de los ecosistemas marinos en la consecución de los objetivos climáticos mundiales. En marzo, los países acordaron colaborar en la elaboración de un nuevo tratado para acabar con la contaminación por plásticos, que amenaza el medio marino. A finales de este mes, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que se celebrará en Lisboa, se centrará en la ampliación de las medidas basadas en la ciencia y la innovación para la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14. Y continuarán los debates sobre un nuevo acuerdo sobre la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina en las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional.
Garantizar un océano sano y productivo es nuestra responsabilidad colectiva, que solo podemos ejercer trabajando de consuno. En este Día Mundial de los Océanos, insto a todas las partes interesadas en la salud oceánica a unirse para revitalizar nuestros mares y océanos.