Sin embargo, el gasto que se le dedica es bajo y tiende a menguar.
El país rico medio gasta más de 8.000 dólares por alumno, frente a menos de 200 dólares del país pobre medio.
Las diferencias dentro de los países también son abrumadoras y crean desigualdades intergeneracionales.
Los estudiantes ricos asisten a las mejores escuelas y universidades y luego acceden a los mejores empleos. Los estudiantes pobres de las escuelas con financiamiento insuficiente están mal equipados para competir por las calificaciones o las oportunidades.
Debemos encontrar la manera de cerrar estas enormes brechas, todos juntos.
Este es el objetivo de la sesión especial de hoy.
Dos aspectos son, a mi juicio, prioritarios.
En primer lugar, todos los países deben dar mayor prioridad al financiamiento de la educación.
Incluso antes de la pandemia, menos de la mitad de los países en desarrollo cumplían con los estándares mundiales de financiamiento de la educación.
Insto a todos los Gobiernos a que hagan de la educación una prioridad en todos sus departamentos, y a que establezcan objetivos ambiciosos para aumentar la inversión por alumno de aquí a 2025.
Los Gobiernos también deben velar por la calidad, la equidad y la eficiencia de su gasto en educación, para sacar el máximo partido de sus ingresos fiscales.
En segundo lugar, los países en desarrollo no pueden hacerlo todo por sí solos.
La ayuda a la educación solo representaba el 5 % del gasto total de los donantes antes de la pandemia, y desde entonces aún se ha recortado. La cifra debería aumentarse hasta alcanzar al menos el 15 %.
También pido a las instituciones financieras internacionales que dupliquen sus carteras de educación.
He exhortado sistemáticamente a esas instituciones a que pongan a disposición de los países en desarrollo, incluidos los de ingreso mediano, los recursos y el margen fiscal que se necesitan para avanzar en las prioridades de desarrollo, incluida la educación.
Las instituciones financieras también deben procurar que el asesoramiento que den a los Gobiernos promueva el aumento de los presupuestos de educación, incluidos los sueldos de los docentes.
La financiación innovadora puede desempeñar un papel decisivo, y en este sentido felicito al Enviado Especial Gordon Brown y a todos quienes han participado en la creación del Servicio Financiero Internacional para la Educación.
Este innovador mecanismo ofrecerá financiamiento de bajo costo a los países que no pueden acceder a otras fuentes de financiamiento en condiciones favorables. Complementará los fondos e iniciativas que ya existen, como la Alianza Mundial para la Educación y La Educación No Puede Esperar.
Insto a los donantes, a las organizaciones filantrópicas y a los bancos de desarrollo a que se sumen a esta empresa.
Excelencias,
Transformar la educación es indispensable para transformar nuestro mundo.
Los insto a que empiecen a invertir más, de forma más equitativa y más eficiente, en educación para todos.
Muchas gracias.